Sacerdotes inocentes frente al abuso sexual


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Acabo de leer el libro: "La carga de la traición: los sacerdotes no ofensores y los escándalos de abuso sexual infantil de clérigos", por Barry O'Sullivan, publicado por Gracewing, que revela otro aspecto de este doloroso asunto: cómo las consecuencias de los escándalos ha afectado a miembros inocentes del clero. Desde que las noticias salieron a la luz por primera vez de la criminalidad y la ocultación en la Iglesia, mis pensamientos y mi simpatía se han dirigido no solo a las víctimas jóvenes sino a los afectados por el daño colateral: todos esos hombres entregados, leales y fieles que han entregado sus vidas a su vocación y ven como el sacerdocio está siendo hecho trizas por los medios de comunicación y a los ojos del público.

El padre O'Sullivan, un sacerdote de la diócesis de Salford (Reino Unido), con larga experiencia como coordinador diocesano de protección infantil , así como ministro de los sacerdotes en prisión por delitos sexuales, ha intentado abordar este aspecto. A partir de 2012, llevó a cabo largas entrevistas con seis sacerdotes seleccionados al azar, y formuló preguntas como "¿Puede contarme sobre su experiencia como sacerdote respecto al escándalo de abuso infantil? Y "¿cómo cree que la jerarquía lidió con este problema?"

Los seis sacerdotes, a quienes O'Sullivan da seudónimos para proteger su identidad, hablaron con franqueza sobre sus sentimientos. Todos dijeron que una de las cosas más difíciles "era la percepción que los demás tenían de ellos". También se sintieron horrorizados, inicialmente incrédulos y abrumados por las noticias de los abusos. Uno de ellos lo describió como un "holocausto". Experimentaron dolor y pérdida del núcleo de su identidad, falta de confianza en la Iglesia, el temor a las falsas acusaciones contra ellos y el sentimiento de traición, tanto por parte de los perpetradores como por parte de las autoridades de la Iglesia.

Sin embargo, a pesar de hablar honestamente sobre la angustia que han experimentado, ninguno de los seis sacerdotes quería abandonar sus vocaciones. Después de reflexionar, también hablaron de la necesidad del perdón, la importancia para los perpetradores de tener tratamiento y su propio compromiso continuo con la Iglesia, especialmente porque "finalmente había comenzado a reaccionar de manera apropiada".