Nueva máquina para suicidarse




María Ferraz


Los que se hacen eutanasiar o se suicidan, y sus cooperadores, creen que se libran, los unos del sufrimiento, los otros de la responsabilidad civil allí donde la ley les ampara. Sin embargo, los unos y los otros están destinados a la muerte segunda, o sea, al Infierno, que no tiene nada de plácido sino todo lo contrario y además es eterno. Los perpetradores de la eutanasia obedecen a una la ley humana, pero hay otra superior, la divina, que es la que regula el destino final de las almas según su estado de gracia o no gracia en el momento de la muerte.

Por eso, que nadie se engañe: suicidarse o consentir en la eutanasia es un pecado mortal y conlleva la condena eterna, lo mismo que procurar a otro la muerte aunque sea para evitarle el dolor. El 5 º Mandamiento de la ley de Dios está para ser cumplido y acarrea insospechadas consecuencias a los transgresores, a menos que se arrepientan en el último segundo y pidan perdón a Dios. 

El mundo está lleno de leyes inicuas que se contradicen con la ley de Dios, la única bajo la cual debemos orientar nuestra vida si queremos gozar un día del Paraíso.

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Las máquinas suicidas podrían dispararse con un "abrir y cerrar de ojos"


Los opositores de la eutanasia han expresado su preocupación por la creación de una "máquina suicida", que ha sido desarrollada por el Dr. Philip Nitschke.
El conocido defensor del derecho a morir regularmente ha causado controversia al ayudar a lo que él llama a los "suicidios racionales".

Habiendo desarrollado máquinas en el pasado que podrían ser usadas por los individuos para inyectarse dosis letales de barbitúricos, el Dr. Nitschke dice que ahora está cerca de finalizar un nuevo dispositivo que utiliza gas nitrógeno para causar la muerte.


El dispositivo está destinado a ofrecer a las personas la opción de terminar de forma pacífica sin asistencia, de una manera que, según el Dr. Nitschke, sea efectiva y digna.


"La muerte no debe ser algo que ocultes en un cuarto trasero", dijo el Dr. Nitschke a The Independent.


La máquina funciona al llenar una cápsula con nitrógeno, lo que induce la muerte hipóxica del ocupante.


Mientras que el Dr. Nitschke argumenta que la muerte viene sin incomodidad, él acepta que todavía hay oposición a sus métodos, en parte por razones históricas.


"El gas puede no ser nunca un método aceptable para el suicidio asistido en Europa debido a las connotaciones negativas del Holocausto", dijo el Dr. Nitschke, quien se desempeña como director de Exit International, la organización sin fines de lucro que desarrolla la máquina.


"Algunos incluso han dicho que es sólo una cámara de gas glorificada".


Una vez que se completa el proceso de hipoxia, la cápsula biodegradable puede separarse de la base de la máquina para servir como el ataúd de la persona fallecida.


El diseño futurista del Sarco, abreviatura de sarcófago, ha despertado la preocupación de que es un auténtico suicidio.



Los métodos actuales de suicidio asistido tienden a implicar una presión de un interruptor o un émbolo, pero tal actividad es imposible para muchos de los que buscan el suicidio asistido debido a la incapacidad física.